Revolución en contra de las medidas del FMI en Ecuador

Francesco Maniglio, Universidad Tecnica de Manabí, Ecuador

Rosimeire Barboza da Silva, Centro de Estudos Sociais, Portugal

¡No pasa nada hasta que pase! Y al final pasó. Los helicópteros militares vuelan sobre Quito desde 7 días. Ecuador vive en dictadura desde que el 3 de octubre el presidente Moreno decreta el Estado de Excepción y reprime las olas de protestas en la sangre con el uso despropositado de la violencia del Estado Militarizado. El Terrorismo de Estado en las calles de Quito, más de 3 muertos, decenas de desaparecidos, cientos de heridos, más 600 detenidos, medios de comunicación cerrados, allanados por las fuerzas policiales.

Pero, el paro no para, antes de todo porque las masivas manifestaciones en el país representan las luchas de aquellos sectores que han vivido en su piel en los últimos dos años las políticas de un gobierno nefasto que se ha bautizado con la derecha neo-liberal, violando principios constitucionales, generando una persecución politica generalizada para seguir en una gestión económica que ha enriquecido los grandes grupos banqueros del País, atropellando los derechos de los trabajadores, subiendo los niveles de pobreza como nunca en las ultimas décadas. Moreno elegido presidente en 2017 por las fuerzas progresistas lideradas por Rafael Correa empezó muy pronto su viraje hacia la derecha, retirado Ecuador de la Alba y de Unasur, aliándose al Grupo de Lima y a la Alianza del Pacifico, logrando rápidamente el apodo de “traidor”.

El acuerdo firmado con el FMI para un préstamo de tres años por 4 millones de USD, y las políticas de austeriry que históricamente a estas latitudes denominamos de Paquetazo, marca el punto de inflexión y rompe definitivamente el débil equilibrio político y social. La receta del FMI es siempre la misma, y el pueblo de Ecuador sabe muy bien que nunca funciona. Bajo la ideología de “mas trabajo y mas oportunidades”, se propone el adelgazamiento del Estado y sus instituciones con el ataque a al pueblo: despidos masivos, la reducción de los salarios públicos de un 20%, la reducción de vacaciones de un 50%, reforma financiera de las jubilaciones, la eliminación de los subsidios a los combustibles con un alza media del 50%, la liberalización del precio de la gasolina y diésel. Pero no la ofensiva contra las clases mas débiles y trabajadoras, también regalos y privilegios para las clases mas ricas: sustancial reducción del impuesto a la salida de capitales, eliminación de aranceles para las importaciones y devolución de la IVA para las exportaciones. Estas medidas se agravan si consideramos que Ecuador posee una economía dolarizada, al no tener autonomía monetaria para regular la inflación, y desde una semana tampoco la posibilidad de negociar el precio del petróleo (una de las principales fuentes de ingreso del Estado) en la OPEP ya que Moreno decidió también salir de la organización.

Ahora los espectros del neo-liberalismo parecen haber regresado con sus maquinaría de violencia que Latinoamérica ha vivido demasiadas veces. En primer lugar el Estado de Excepción que vive el País parece ser dibujado ad arte para que se instaure la dictadura y la represión violenta. No había en efecto, motivaciones legales alguna para que, el día 3 en la inmediatez de la primera protesta popular contra el paquetazo – el paro convocado por el sector de los transportistas, pero conducida por fuerzas políticas y sociales, indígenas, estudiantes. Y el corte de la mayoría de las líneas de comunicación por tierra del país –. La figura del Estado de Excepción en efecto se decretada exclusivamente en casos de calamidad publica, desastre natural o conflicto interno o internacional limita sustancialmente el derecho de asociación, reunión y movilidad, abre una amplia discrecionalidad en la ejecución de la fuerza por los cuerpos policiales y militares. Sin embargo, la Corte Constitucional de Ecuador, nombrada a su vez inconstitucionalmente, no suspende el Estado de Excepción y aprueba la medida.

Esta medida logró intensificar aun mas la lucha y delante de mas de 30000 indígenas marchando para la capital en camiones, furgonetas, caminando. Moreno sabe que su caída esta muy cercana, y el día 6 se fuga y traslada el gobierno en Guayaquil, con el solo objetivo de exacerbar manterse en el poder, exacerbar la represión del pueblo, de los indígenas, de los estudiantes, de mujeres y niños.

El Toque de Queda instaurado el dia 8, sustancialmente limita aun mas las libertades fundamentales y el cerco mediático entre poder de bancos, gobierno, medios de comunicación impide los derechos de comunicación, y al contrario es usado para criminalizar la protesta y legitimar la violencia del Estado. El día de ayer el editor de radio Pichincha Universal fue detenido por “violar la convivencia civil”, pero son decenas los casos reportados de cierres de medios de información, agresiones a periodistas, persecuciones y allanamientos en domicilios privados. Moreno busca respaldo entre sus aliados como Brasil, Chile y USA, y entre tanto acusa un fantasioso plano golpista de Maduro y Correa en su contra.

Mas allá de la ideología del régimen, son miles las caras de la indignación nacional que luchan contra el regreso al país de la dictadura del neoliberalismo. Moreno no tiene salida y por cuanto intente reprimir, no puede resistir a esta protesta, porque históricamente en Ecuador cuando el pueblo sale a la calle de esta forma, no vuelve en sus casas sino antes de haber derrocado al traidor.

 

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